lunes, 12 de diciembre de 2011

Iñarittu siempre me da una patada en las bolas

“La vida es un asco”, es lo que siempre pienso una vez que termino de ver una película de Alejandro González Iñarritu, no a sido la excepción con Biutiful.

Como padre, me identifico con Uxbal que quiere una vida mejor para sus hijos y hace todo lo posible por darles un hogar, cariño y educación (el niño me recuerda a Ian cuando me decía “papá me orine”, cosa que sucedió solo dos veces a sus dos años).

Pienso que Iñarritu es una experto en ponernos depresivos a todos, pero nos hace reflexionar con su películas, al menos conmigo lo hace y en esos momentos dejo de pensar en banalidades y pienso un poco más acerca de la tristeza, si de la tristeza y de lo que hacemos para no sentirla. A veces nos perdemos y no recordamos el verdadero valor de la vida.

Uxbal tiene miedo que sus hijos lo olviden, ya que él olvido a su padre quien murió siendo él un niño, pero creo que su verdadero temor no es que lo olviden si no que él no estará ahí para ellos, para cuidarlos y guiarlos por la vida, pero mas, mas ese amor que tiene para darles y que ya no lo dará más.

Uxbal tiene un conflicto consigo mismo ya que vive de la explotación de los demás, en este caso indocumentados chinos y africanos a los que entrega a unos explotadores a cambio de una paga para él y para quien tenga que hacerse de la vista gorda. Pero a Uxbal le importa el bienestar de estas personas ajenas a su país, ajenas a su idioma y costumbres pero que al final, son personas como él y sus hijos.

Biutiful es un viaje al interior del ser humano, donde explora esa doble moral que manejamos, tan común hoy en día, donde la muerte y la vida se conjugan en un ir y venir de emociones tan malsanas como el odio, la melancolía, el dolor y en otras tan maravillosas como alegría y el amor.


Al final de eso está hecha la vida….


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