Los Ángeles vuelve hacer un protagonista más en
esta historia de soledad, amistad, amor, lealtad, temor e ira que invaden a las
personajes en este film difícil de catalogar.
Siempre he visto a la ciudad de Los Ángeles como
una ciudad fría y solitaria, solitaria y fría para los que en ella habitan,
esta sensación a vuelto a mi tras terminar de ver Drive una película que entra
en mi top 10 de películas favoritas desde este momento.
El vacio que siente el personaje de Ryan Gosling es
épico, solo comparable con el tamaño de la ciudad, un vacio que reparte entre
su trabajo de medio tiempo como doble de películas de bajo presupuesto y como
conductor en atracos para diferentes maleantes.
"El conductor", solitario por naturaleza
y del cual nunca sabemos el nombre ve como de forma inesperada se va enamorando
de su vecina Irene y como ella y su pequeño hijo van llenando poco a poco el
vacio del protagonista ha vivido a lo largo de su vida.
No hay final feliz, el viaje nos muestra lo que
somos capaz de hacer cuando conocemos el amor, el verdadero amor, no hay
rencor, no hay celos, es amor puro, da amor mas no recibe ó recibe y no esta
ahí para disfrutarlo.
Es un viaje nostálgico a eso momentos en los que no
hemos sentido solos al igual que cuando nos hemos sentido capaces de dar todo
por el ser amado.
Drive es la esencia de la vida misma, tan
complicada como pueda ser esta y de lo difícil que es permanecer en ella.
Al final, como todos, "El conductor" es un
verdadero humano y un verdadero héroe.
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