martes, 15 de noviembre de 2011

Flaco!

Se dice que no vienen con instructivo, y eso dificulta las cosas. Aparentemente es cierto, me consta que salen encueraditos, feitos si no son nuestros, hermosos a llorar si lo son, y que no viene instructivo alguno aparentemente es cierto.

La verdad es otra, el instructivo viene integrado, solo que hay que establecer las señales adecuadas, mejor dicho sintonizar adecuadamente, y ahí esta el instructivo. Así uno sabe reconocer el llanto de hambre, de dolorcito, de sueño, de cambio de pañal en fin, uno sabe que necesita.

Yo no sabía que ese instructivo mejora, se perfecciona con el paso del tiempo, es más no sabía que existía, por eso tenia ese temorcito, que me ayudaste a superar, y así tengo ya dos años aprendiendo de ti.

Todavía recuerdo cuando te vi por primera vez, si, adivinas, parece que fue ayer, no necesitaste la clásica nalgadita para llorar. Como todos, naciste hinchado de todo a todo, pero para mi naciste hermoso.

Yo, irresponsable de mí, era responsable de una vida, y lo hago con gusto. Me enseñaste a dormir cada tres horas, a ser impecablemente puntual, me enseñaste a preparar biberones, cambiar pañales y a reír por cobijas en las que marcabas tu territorio. También me enseñaste que siempre es bueno tener una camisa en el carro.

De repente consultar los pronósticos del clima, se hizo indispensable, y precisamente por el clima, aprendí a cambiar un bebe con una rapidez de la que no me creía capaz.

Pese a la multitud de consejos ejercí mi derecho a equivocarme, no hice caso a quienes me decían “ve comprando pañales, aprovecha para dormir, ve haciendo esto”. Sin embargo cuando una enfermedad llega a ti no reparo en seguir consejos, el pediatra, el te, la señora que soba y cura “el mal de ojo”, contradiciéndome a mi mismo, pero prefiero no escatimar en remedios a verte sin poder dormir, me haría chamán si fuese necesario.

Me enseñaste a perdonar, cuando me irritaba y te dejaba llorar, dormías y despertabas con una sonrisa para mi.

Me enseñaste a ir despacio, a abrir bien los ojos, a sorprenderme de todo, a conocer nuevamente todo lo que me rodea, a ver todo desde el mundo pequeño.

Me decían que cuidara lo que decía y hacía frente a ti porque aprenderías de mi, la verdad es que yo llevo dos años aprendiendo de ti mi flaco de oro.

te amo ian


No hay comentarios: